"Kinshasa Kids", 2012 /// Where there is music, there is hope
Volviendo de
cine en metro tuve LA revelación, y me dije “hay que difundir la buena nueva,
¡Alabado sea el Señor del Tambor!
Gloria a la percusión en la tierra como en las alturas”.
Aquí les tenemos
pues un recomendado que sospechamos le va a encantar a cualquier “Afronautico”.
En el
corazón de África Central, en la rivera derecha de uno de los ríos más grandes
del mundo, el rio Congo, se encuentra la agitada y caótica ciudad de Kinshasa,
capital política y económica de la República Democrática del Congo, eso de Democrática
suena como a un eufemismo, algo así como decir “Colombia tierra de paz,
justicia y oportunidades” pero eso es otra historia. Volvamos pues nuestra
mirada a Kinshasa, es mejor buscar la paja en el ojo ajeno. Queridos lectores, para
ubicarnos con el GPS sentimiental, ¿se acuerdan del mítico concierto de la
Fania en 1974 sembrando la semilla de la salsa en Africa? Cómo olvidar aquel solo
Afronautico de guitarra de Jorge Santana y un Hector Lavoe con camisa verde y pantalón
rojo satinado gritando en una combinación digna de nuestro programa “Everybody
Chanter”! y ¡Aaaaaaaaaafrica!, esto sucedía en el marco del “Soul Power Festival”
que duro 3 días con la presencia de James Brown, BB King, The Spinners, Miriam
Makeba y Bill Withers entre otros, en conjunción con la mítica pela de Muhammed
Ali y George Foreman por el título mundial de los pesos pesados.
Esa era la
Kinshasa de 1974. Hoy, casi 40 años más tarde, más de 30.000 niños
desamparados, abandonados y tildados de “embrujados” por sus familias y la sociedad
congoleña, se rebuscan la vida en las casi inundadas calles de una ciudad tan
pintoresca como cruel. Y para retratar esta realidad el director belga Marc Henri
Wajnberg nos ofrece una magnífica y conmovedora ficción que navega entre anécdotas
curiosas, miradas documentales, secuencias memorables y música, muchas música.
En medio de ritmo y
canciones producidas con muy escasos recursos, asistimos al florecimiento de un
grupo de niños que se acercan al arte a través de la música, y esta inyecta un poco de esperanza
a la desolada cotidianidad de nuestros personajes, todo ello de la mano de un
músico callejero rocambolesco llamado “Bebson de la Rue” y de personajes algunos
jocosos, otros picaros y uno que otro malvado que se debaten en el paisaje
urbano de una sociedad carcomida por la pobreza, la desigualdad y la ignorancia,
mezcla explosiva que favorece grandes convulsiones sociales. Se trata de una
intriga simple, intensa, con delicadas pinceladas de absurdo y muy encarretadora,
que no desfallece, y que sabe en medio de todo este nefasto escenario
transmitirnos un sentimiento de alegría y de libertad. El nombre de esta joya
del arte cinematográfico es “Kinshasa Kinds”.
¡Muy
recomendada!
Aquí compartimos
el corto y algunas imágenes para que lo disfruten.
Más infromación en Internet: http://kinshasakids.com
Disfruten el Traile:
Y no olviden que: “Where there is music, there is hope”
Y disfruten al cantante "Bebson de La Rue"
Muchas gracias por hacernos descubrir esta película.. viva la música africana, madre de la música que nos gusta!
ResponderEliminar@Mona: Gracias por el comentario... en efecto, la música Afro-caribeña, comienza con 4 letras A-F-R-O... las mismas de Afronautas, ¿será pura coincidencia ? ;-)
ResponderEliminarEnvidia de la buena, Severina. Y si no puedo ir al Beubourg a verla porque un océano me separa, ¿sabes cómo puedo conseguir la peli?
ResponderEliminarSaludos
Uli
Uli, me imagino que pronto esta producción caerá en el mar de la solidaridad internautica. Aun esta en fase de estreno o sea que habrá que esperar aun algunos meses para empezar a verla circular por la red.
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